
Caza al acecho, permanece inmóvil con las patas delanteras juntas (por lo que parece que está rezando) a la espera de que una presa se acerque, cuando otro insecto se posa junto a ella, lo observará girando la cabeza (Las mantis gozan de muy buena vista) y lanzándose al ataque de inmediato. Hay un tipo de arte marcial inspirado en su forma de atacar.[3] Sus patas delanteras sujetan a la víctima y la mantis comienza a alimentarse de ella inmediatamente, incluso si su presa sigue luchando para escapar. Las presas pueden ser devoradas en parte o en su totalidad, dejando únicamente como restos del festín patas, alas o éitros, que la mantis escrupulosamente deja caer al suelo. La relación de la mantis religiosa con el ser humano ha sido un tanto contradictoria ya que por un lado ha despertado la curiosidad y la admiración y por otro suscita la desconfianza y el miedo. En general en España la cultura popular equivocadamente presenta a la mantis religiosa como un animal peligroso y venenoso a pesar de ser totalmente inofensivo y beneficioso para el ser humano, pues devora gran cantidad de otros insectos. En algunos municipios la mantis religiosa recibe nombres vernáculos como "muerte" o "caballito del diablo" que revelan esa concepción negativa. Contrastan estas denominaciones con las de "religiosa" del nombre científico y común y la de "santateresa" que hacen alusión a esa posición en la que parece que se encuentra rezando cuando acecha a sus presas.
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